Por qué God of War 2018 es Mejor Argumentalmente que God of War Ragnarök

La saga de God of War ha sido un pilar en el mundo de los videojuegos desde su debut. Con el lanzamiento de God of War 2018, la serie recibió un renovado enfoque narrativo que cautivó a jugadores y críticos por igual.

Aunque God of War Ragnarök continúa la historia, hay argumentos sólidos para considerar que su predecesor es superior en términos de narrativa. En este artículo, exploraremos las razones por las que God of War 2018 destaca argumentalmente sobre God of War Ragnarök.

¿Qué vas a encontar en este artículo?

Desarrollo de Personajes

God of War 2018 se centra profundamente en el desarrollo de los personajes principales, Kratos y su hijo Atreus. El juego muestra la evolución de su relación, desde la distancia inicial hasta una conexión más profunda y comprensiva. Esta evolución se siente natural y está bien integrada en la trama principal.

En contraste, God of War Ragnarök, aunque expande el universo y los personajes, a menudo sacrifica la profundidad emocional por la expansión del lore y la acción. El desarrollo de personajes es más disperso, y algunas subtramas no alcanzan la misma resonancia emocional que en el juego anterior.

Enfoque en la Relación Paterna

Uno de los aspectos más elogiados de God of War 2018 es su enfoque en la relación entre Kratos y Atreus. La narrativa está íntimamente ligada a su viaje personal y emocional, lo que permite a los jugadores invertir emocionalmente en sus desafíos y triunfos.

God of War Ragnarök, aunque sigue explorando esta relación, introduce múltiples personajes y tramas que pueden diluir el impacto emocional de la historia central. La conexión entre padre e hijo, aunque sigue presente, no es tan dominante como en el juego de 2018.

Uso del Mito Nórdico

God of War 2018 utiliza el mito nórdico como un trasfondo rico que complementa la narrativa personal de Kratos y Atreus. El juego introduce elementos mitológicos de manera que sirven para enriquecer la historia principal sin abrumar al jugador.

En Ragnarök, el mito nórdico toma un papel más central, lo que, aunque interesante, a veces puede sentirse como una sobrecarga de información. La historia se dispersa en varias direcciones, lo que puede hacer que los jugadores se sientan menos conectados con el arco principal.

Sorpresa y Revelación

God of War 2018 está lleno de momentos de revelación y sorpresa que mantienen a los jugadores comprometidos. SPOILER: La revelación de la verdadera identidad de Atreus como Loki, por ejemplo, es un momento impactante que cambia la perspectiva del jugador sobre todo el juego.

En God of War Ragnarök, aunque hay momentos sorprendentes, la narrativa a veces puede ser más predecible debido a la necesidad de cerrar arcos argumentales abiertos en el juego anterior. La frescura de las sorpresas es menos impactante en comparación.

Otros aspectos a tener en cuenta

God of War 2018 supone un cambio drástico teniendo en cuenta los juegos anteriores de la saga. La cámara en tercera persona, la narrativa más profunda y la evolución de Kratos como personaje lo convierten en un juego único en la serie. Incluso, el plano secuencia que se utiliza para contar la historia es un elemento innovador que añade una capa adicional de inmersión.

Sin embargo, en Ragnarök, a pesar de que se mejora la jugabilidad, el uso del plano secuencia se ve demasiado forzado y no aporta tanto a la narrativa como en el juego anterior. La historia se apresura desde la mitad del juego y algunos personajes tan importantes como Thor, no tienen la misma presencia o desarrollo que el que se ve en Baldur en el juego de 2018.

A veces, incluso he llegado a pensar que la primera parte de la historia de Ragnarök fue dirigida por Cory Barlog mientras que la segunda por Eric Williams, que en un intento por cerrar la historia nórdica, se marcó un Rian Johnson con su fatídico Star Wars Episodio VIII The Last Jedi, e intentó abarcar demasiado en un único videojuego cuando debería de haber sido un trilogía.

Conclusión

God of War 2018 establece un estándar alto en la narrativa de videojuegos, combinando una profunda evolución de personajes con una historia emocionalmente resonante y bien integrada en el mito nórdico. Aunque God of War Ragnarök ofrece una expansión épica del universo, la intensidad emocional y el enfoque íntimo del juego de 2018 lo hacen destacar como una gran obra narrativa. Para los aficionados a las historias profundas y los personajes bien desarrollados, God of War 2018 sigue siendo el pináculo de la serie.